40.000 asteroides cercanos a la Tierra: ¿ha estado nuestro planeta alguna vez mejor protegido?
La Agencia Espacial Europea (ESA) anunció recientemente que los astrónomos han catalogado el asteroide cercano a la Tierra número 40.000: un objeto cuya órbita pasa relativamente cerca de nuestro planeta. A primera vista, esa cifra suena a argumento de película catastrofista. Pero en realidad, que conozcamos más asteroides no significa que de repente haya más, sino que los hemos mapeado mejor.
Aún más interesante: aproximadamente una cuarta parte de ese catálogo se ha descubierto solo en los últimos años, lo que muestra hasta qué punto ha mejorado nuestra capacidad de detección. Al mismo tiempo, un pequeño asteroide llamado 2025 TF pasó más cerca que muchos satélites sobre la Antártida y fue detectado solo después de su máxima aproximación, un recordatorio de que los objetos pequeños todavía pueden sorprendernos.
Este artículo es una guía para entender qué significa realmente haber llegado a los 40.000, qué tan seguros estamos y qué incluye hoy el concepto de defensa planetaria.

¿Qué son exactamente los asteroides cercanos a la Tierra y cuántos hay?
Cuando las agencias espaciales hablan de “asteroides cercanos a la Tierra”, no se refieren a una roca que vaya a caer en tu patio mañana, sino a clases de objetos definidas con precisión:
- NEO (Near-Earth Object / Objeto cercano a la Tierra) – asteroide o cometa cuya órbita se acerca a menos de 1,3 unidades astronómicas del Sol (es decir, puede pasar cerca de la órbita terrestre).
- NEA (Near-Earth Asteroid / Asteroide cercano a la Tierra) – el subconjunto de NEO que son específicamente asteroides.
- PHA (Potentially Hazardous Asteroid / Asteroide potencialmente peligroso) – subgrupo especial de NEA cuyas órbitas pasan lo bastante cerca de la órbita terrestre y que son lo suficientemente grandes como para causar daños regionales.
Para que un objeto se clasifique como asteroide potencialmente peligroso (PHA), normalmente debe cumplir dos condiciones:
- que su distancia mínima de intersección de órbita con la de la Tierra (MOID) sea menor de 0,05 UA (unos 7,5 millones de kilómetros),
- que su diámetro sea de ≈140 m o más (magnitud absoluta ≲ 22), lo bastante grande como para provocar daños regionales serios en caso de impacto.
En otras palabras: la mayoría de esos 40.000 NEA no son PHA, y muchos son demasiado pequeños para llegar al suelo: se desintegran en la atmósfera.
Las cifras detrás del titular
La NASA y la ESA publican estadísticas periódicas sobre los asteroides cercanos a la Tierra conocidos. A grandes rasgos:
- en total, hoy conocemos más de 40.000 asteroides cercanos de todos los tamaños,
- de ellos, alrededor de 800+ objetos son mayores de 1 km: prácticamente todos los posibles “impactadores globales” de este tipo ya están descubiertos,
- más de 11.000 asteroides son mayores de 140 m, pero se estima que la población total ronda los 25.000, lo que significa que todavía quedan miles de objetos medianos por descubrir,
- solo en los últimos tres años se han detectado unos 10.000 NEA nuevos, una señal de que la detección se está acelerando rápidamente.
Para alguien ajeno al tema, estas cifras pueden sonar aterradoras. Pero la clave está en entender la relación entre tamaño y frecuencia de impacto:
- los objetos menores de ~20 m suelen desintegrarse en la atmósfera (el impactor de Chelyabinsk de 2013 tenía aproximadamente ese tamaño y produjo una fuerte explosión aérea, pero ningún cráter directo),
- un objeto de 50–60 m puede causar daños a escala de Tunguska 1908: una enorme explosión atmosférica con consecuencias regionales,
- los asteroides de ≥ 140 m se consideran “city/region killers” – se estima que impactan, en promedio, una vez cada decenas de miles de años,
- los objetos de 1 km o más generan consecuencias globales, pero son extremadamente raros en escalas de millones de años, y casi todos los conocidos hoy no están en trayectoria de colisión.
Así que el hecho de que conozcamos 40.000 objetos no significa que corramos más peligro que antes; al contrario, por primera vez disponemos de un mapa real de las amenazas.
¿Cómo es hoy la defensa planetaria?
La defensa planetaria no es un súper láser de ciencia ficción, sino una combinación de:
- detección – saber siquiera que algo viene hacia nosotros,
- seguimiento y cálculo de órbitas – estimar el riesgo de impacto,
- posible desvío – cambiar la órbita si es necesario,
- protección civil – evacuación y preparación cuando ya no hay tiempo para desviar el objeto.
Caza de asteroides: sondeos del cielo y los nuevos “radares” del espacio
Hoy en día, varios proyectos pasan noches enteras haciendo básicamente “scroll” del cielo en busca de puntos de luz en movimiento:
- Catalina Sky Survey, Pan-STARRS, ATLAS y otros escanean el cielo con telescopios ópticos en busca de nuevos NEO,
- la Planetary Defense Coordination Office (PDCO) de la NASA mantiene una base de datos central y publica estadísticas mensuales,
- el nuevo Observatorio Vera C. Rubin, incluso en fases de prueba, ya está encontrando miles de asteroides nuevos en pocas horas de observación: se espera que duplique la población de NEA conocidos en sus primeros años de operación,
- la misión NEO Surveyor de la NASA – un telescopio espacial infrarrojo – está diseñada específicamente para localizar grandes asteroides todavía desconocidos.
Gracias a estos proyectos, hoy sabemos que ningún asteroide conocido de tamaño kilométrico está en rumbo de colisión con la Tierra en los próximos cien años. Es una mejora enorme respecto a la situación hace solo 20–30 años.
Cuando una pequeña roca pasa “por debajo del radar”: el caso de 2025 TF
Y luego aparecen ejemplos como el del asteroide 2025 TF:
- diámetro estimado: apenas 1–3 metros (algo así como la altura de una jirafa),
- pasó a unos 265–430 km sobre la Antártida, básicamente a la altitud de la Estación Espacial Internacional,
- y se descubrió varias horas después de su máxima aproximación, cuando ya se alejaba de la Tierra.
Si hubiera sido unas cuantas decenas de metros más grande y en trayectoria de impacto, habríamos visto una bola de fuego espectacular y posiblemente una explosión aérea, según el ángulo de entrada y la composición. Para los satélites que orbitan a esas alturas, un encuentro así podría ser devastador.
Este caso ilustra muy bien una limitación del sistema actual: podemos detectar con décadas de antelación los objetos grandes, pero los “guijarros” pequeños aún pueden pillarnos desprevenidos.
DART y Hera: el ensayo general de la defensa planetaria
La detección es el primer paso, pero ¿qué pasa si encontramos, por ejemplo, un objeto de 150–200 m con impacto previsto dentro de 20 años?
En 2022, la NASA llevó a cabo la misión DART (Double Asteroid Redirection Test), el primer intento real de desviar un asteroide:
- la nave se estrelló contra Dimorphos, la pequeña luna del asteroide Didymos,
- tras el impacto, el período orbital de Dimorphos se acortó en unos 32 minutos, mucho más que el objetivo mínimo de la misión,
- estudios posteriores muestran que una buena parte del efecto se debió al “chorro” de eyecciones: polvo y fragmentos expulsados de la superficie, actuando como un minipropulsor en sentido opuesto.
La próxima misión Hera de la ESA realizará una investigación forense del cráter y de los cambios en Dimorphos. Juntas, DART + Hera son una prueba práctica de que podemos empujar un asteroide y alterar su trayectoria, siempre que tengamos tiempo suficiente de aviso.
¿Estamos realmente seguros o simplemente mejor informados?
¿Qué debería sacar en claro un lector normal del titular “40.000 asteroides cercanos a la Tierra”?
1. Buenas noticias: las grandes rocas que amenazan la civilización están en gran medida localizadas
- los asteroides de tamaño kilométrico que podrían provocar una catástrofe global están, en su mayoría, detectados,
- ninguno de los conocidos se encuentra en trayectoria de impacto en los próximos cien años,
- para los objetos que ya conocemos, cualquier operación de desvío sería un problema de tecnología y política, no de ser sorprendidos sin aviso.
2. Noticias menos buenas: los objetos pequeños y medianos aún pueden darnos un susto
- los objetos del tamaño de Chelyabinsk o Tunguska siguen estando, en parte, fuera de nuestro control total,
- aunque no son un “fin del juego” global, sí pueden causar daños locales o regionales importantes si explotan sobre una zona poblada,
- en estos escenarios, seguramente dependeremos de avisos a corto plazo (días o semanas) y de protección civil clásica: planes de evacuación, refugios y preparación de infraestructuras.
3. En las próximas décadas podríamos ser la generación “mejor asegurada”
Si se cumplen los planes actuales, la combinación de:
- el Observatorio Rubin,
- el telescopio NEO Surveyor,
- nuevos sondeos terrestres de próxima generación,
- algoritmos mejorados e IA para detectar objetos débiles en movimiento,
significa que, hacia la década de 2040, nuestro catálogo de asteroides grandes y medianos estará casi completo. Cualquier posible impacto en un horizonte de décadas probablemente se detectará con tiempo suficiente para desviar el objeto o evacuar.
Conclusión
Llegar a los 40.000 asteroides cercanos a la Tierra no es motivo de pánico, sino una señal de que la defensa planetaria se ha convertido en una disciplina científica seria. Que hayamos descubierto más objetos no implica que el espacio sea “más peligroso” de repente; implica que por fin tenemos datos suficientes para evaluar el riesgo de forma realista.
Los grandes asteroides capaces de poner en jaque a la civilización están, en gran medida, mapeados y no representan una amenaza conocida en el futuro cercano. El problema más frecuente –y más escurridizo– son los objetos pequeños, como 2025 TF, que pueden pasar prácticamente inadvertidos y aparecer en los registros solo a posteriori.
La buena noticia es que la tendencia es clara: año tras año estamos menos sorprendidos y mejor preparados. Los próximos pasos –misiones como Hera y telescopios dedicados a los asteroides oscuros y difíciles de detectar– seguramente volverán a ocupar titulares. Y en InfoHelm Tech estaremos ahí para contarlo, no solo con historias sobre objetos cercanos y defensa planetaria, sino también sobre visitantes interestelares como 3I/ATLAS, que están reescribiendo nuestra visión del Sistema Solar.
Disclaimer: Este texto tiene carácter meramente informativo. No representa un comunicado oficial de ninguna agencia espacial y no garantiza la precisión absoluta de las estimaciones a largo plazo sobre el riesgo de impacto de asteroides.






