3I/ATLAS: el tercer visitante interestelar y la gran campaña de fotos de la NASA

Cuando 1I/ʻOumuamua atravesó el Sistema Solar en 2017, seguido por 2I/Borisov en 2019, los astrónomos comprendieron que nuestro vecindario es visitado de vez en cuando por “extraños” de otros sistemas planetarios. Ahora tenemos un tercer invitado de este tipo: el cometa interestelar 3I/ATLAS, descubierto el 1 de julio de 2025 con el telescopio ATLAS en Chile.

Ya en los primeros días tras el descubrimiento quedó claro que el objeto no sigue una órbita elíptica cerrada, sino una trayectoria hiperbólica, la firma clásica de un cuerpo que llega desde el espacio interestelar. Además, su “huella” química sugiere que 3I/ATLAS probablemente se formó en un sistema más antiguo que el nuestro, llevando consigo hielo y polvo “de antes del Sol”.

Para no perder una oportunidad así, la NASA ha puesto en marcha una auténtica campaña multimisión de “caza fotográfica”: el cometa está siendo seguido al mismo tiempo por los telescopios espaciales Hubble y James Webb, sondas en órbita de Marte e incluso róveres en la superficie del Planeta Rojo.

Cometa interestelar 3I/ATLAS en una imagen del telescopio espacial Hubble

Imagen: NASA / ESA / David Jewitt (UCLA); procesado: Joseph DePasquale (STScI).


¿Qué es exactamente 3I/ATLAS y de dónde viene?

La designación 3I significa “tercer objeto interestelar” (después de ʻOumuamua y Borisov), mientras que “ATLAS” procede de Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System, una red automatizada de telescopios que busca de forma continua objetos potencialmente peligrosos. Las primeras detecciones llegaron desde el observatorio de Río Hurtado, en Chile; las observaciones de seguimiento confirmaron rápidamente que el cometa se originó en otro sistema estelar y que solo pasará una vez por el nuestro.

Datos básicos, en resumen:

  • 3I/ATLAS es un cometa: una mezcla de hielo, polvo y roca que, al calentarse, forma una coma y una cola.
  • Las estimaciones del tamaño del núcleo son imprecisas, pero se sitúan entre cientos de metros y unos pocos kilómetros.
  • Pasó por su perihelio, el punto más cercano al Sol, en octubre de 2025, y realizará su máxima aproximación a la Tierra en la segunda mitad de diciembre, a unos 270 millones de kilómetros de distancia; es decir, no supone ningún riesgo para nuestro planeta.

Su composición química resulta “familiar, pero distinta”: en la coma se han detectado dióxido de carbono, agua, monóxido de carbono, cianuro y una cantidad inesperadamente alta de níquel. Es una combinación similar a la de algunos cometas del Sistema Solar, pero con matices que apuntan a una historia química diferente en el sistema estelar del que procede.


¿Cómo sabemos que es interestelar y por qué es tan especial?

La principal prueba de que 3I/ATLAS no es “un cometa nuestro” es su órbita. En lugar de una elipse alrededor del Sol, sigue una hipérbola muy abierta: el cometa entra a gran velocidad, describe una curva bajo la gravedad solar y se marcha para siempre. Los astrónomos comparan este tipo de objetos con una “honda cósmica”: una vez que pasan por el perihelio, nunca regresan.

Además, su velocidad y dirección de entrada no coinciden con ninguna familia conocida de cometas procedentes de la nube de Oort. Llega desde una región completamente distinta de la Vía Láctea, y algunas medidas indican que su sistema de origen podría ser varios miles de millones de años más antiguo que el nuestro, lo que convertiría a 3I/ATLAS en el cometa más antiguo jamás observado.

Para la astronomía, esto es una mina de oro:

  • obtenemos una muestra de hielo y polvo de un sistema planetario totalmente diferente,
  • podemos comparar la química de cometas “ajenos” y “locales”,
  • y entendemos mejor cómo se forman los sistemas planetarios y con qué frecuencia expulsan objetos al espacio interestelar.

La campaña multimisión de la NASA: de Marte a Hubble y Webb

En lugar de depender de un único telescopio, la NASA ha involucrado a toda una flota de sondas y observatorios para seguir a 3I/ATLAS:

  • La sonda Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) captó el cometa con su cámara HiRISE cuando pasó a unos 30 millones de kilómetros de Marte. En la imagen aparece como una pequeña mancha difusa con un ligero indicio de cola, pero suficiente para estudiar la estructura de la coma.
  • MAVEN, PUNCH, STEREO y otras misiones de heliofísica observaron el cometa en distintas longitudes de onda, midiendo cómo el viento solar golpea su cola.
  • El Hubble obtuvo una vista detallada de la coma: un “capullo” azulado de polvo y gas alrededor del núcleo, con trazos brillantes de estrellas de fondo.
  • El James Webb observó el cometa en el infrarrojo, lo que ayuda a distinguir distintos tipos de hielos y gases presentes en la coma.

Diagrama esquemático de la trayectoria del cometa interestelar 3I/ATLAS a través del Sistema Solar

Diagrama de la trayectoria del cometa 3I/ATLAS a través del Sistema Solar. Ilustración: NASA / JPL-Caltech.

Esta estrategia de “muchos ojos para una sola oportunidad” permite a los científicos relacionar:

  • la química de la coma y la cola,
  • la interacción con el viento solar,
  • y la dinámica orbital precisa,

en una historia coherente sobre cómo se comporta un cometa procedente de un sistema estelar completamente distinto.


No es un OVNI: por qué los científicos insisten en que “es un cometa”

Como ocurrió con ʻOumuamua, internet se llenó rápidamente de teorías que sugerían que 3I/ATLAS podría ser un objeto artificial o incluso una nave espacial. Esta vez la NASA abordó los rumores desde el principio en sus ruedas de prensa: los instrumentos no detectan ninguna “tecnoseñal” –sin emisiones de radio, pulsos regulares, maniobras extrañas ni nada que apunte a un origen artificial–.

En su lugar, todo lo observado es coherente con:

  • la sublimación normal de los hielos a medida que el cometa se calienta,
  • la formación de la coma y la cola,
  • y una órbita que coincide exactamente con lo que cabe esperar de la acción de la gravedad sobre un objeto natural.

En otras palabras, se comporta exactamente como debería comportarse un cometa; lo único inusual es que este procede de un vecindario estelar lejano.


¿Se podrá ver 3I/ATLAS desde la Tierra?

A diferencia de algunos cometas espectaculares del pasado, 3I/ATLAS no llegará a ser visible a simple vista. Incluso en su máximo brillo se espera que siga siendo tenue, pero:

  • estará al alcance de astrónomos aficionados con telescopios pequeños,
  • y la mejor ventana de observación será finales de 2025 y principios de 2026, cuando se aleje del Sol pero siga siendo lo bastante activo.

Para los profesionales y las misiones espaciales, sin embargo, es una auténtica temporada de caza cósmica: la última oportunidad de extraer la máxima cantidad de datos antes de que el cometa desaparezca para siempre en la oscuridad interestelar.


Conclusión

3I/ATLAS es mucho más que otro cometa más:

  • es el tercer visitante interestelar confirmado,
  • probablemente más antiguo que nuestro Sistema Solar,
  • y el primero que la NASA ha podido seguir de forma sistemática con toda una flota de sondas y telescopios.

Para la ciencia, es una muestra directa de otro sistema planetario, sin necesidad de enviar una sonda a otra estrella. Para nosotros, aquí en la Tierra, es un recordatorio de que el Sistema Solar no está aislado, sino que mantiene un intercambio constante de cometas, asteroides y polvo cósmico con el resto de la galaxia.

Nota: Este artículo tiene un carácter meramente informativo. No representa una declaración oficial de ninguna agencia espacial ni constituye garantía alguna sobre modelos e interpretaciones cosmológicas a largo plazo.