El ordenador cuántico Helios y el chip Loon de IBM: 2025 como año del gran salto cuántico
Mientras el mundo sigue hablando de ChatGPT, Sora y avatares de IA, en segundo plano se está formando silenciosamente otra ola tecnológica: los ordenadores cuánticos. En noviembre de 2025 ocurrió algo que muchos investigadores describen como un punto de inflexión: Quantinuum presentó el ordenador cuántico Helios, actualmente el más potente del mundo, mientras que IBM dio a conocer su chip experimental Loon, diseñado como un paso clave hacia máquinas cuánticas prácticas a finales de esta década.
Al mismo tiempo, Europa puso en marcha sus dos primeros procesadores cuánticos, Jade y Ruby, integrados directamente en superordenadores ya existentes. De repente, el ecosistema cuántico tiene tres nuevos grandes jugadores en el tablero, y cada vez es más difícil decir que la computación cuántica es “algo para 2050”.
Este artículo está dirigido a lectores que siguen la IA, las criptomonedas y las nuevas tecnologías y se preguntan: ¿siguen siendo los ordenadores cuánticos una teoría lejana o nos estamos acercando de verdad al momento en que cambiarán la forma de diseñar fármacos, materiales e incluso algoritmos de inteligencia artificial?

Helios: el ordenador cuántico más potente del planeta
Helios de Quantinuum es un ordenador cuántico de trampas de iones: utiliza iones de bario atrapados como cúbits. Lo que lo diferencia de sistemas anteriores es la combinación de tres factores:
- 98 cúbits físicos conectados en una nueva arquitectura de tipo “junction”,
- la capacidad de formar decenas de cúbits lógicos con tasas de error mucho más bajas que en generaciones anteriores,
- una pila de software completamente nueva y un modelo de programación específico para algoritmos cuánticos.
En lugar de la relación habitual de 10:1 (unos diez cúbits físicos para obtener un cúbit lógico con corrección de errores), Helios consigue acercarse a aproximadamente 2:1. En otras palabras, una parte mucho mayor del hardware cuántico realiza trabajo útil en vez de dedicarse casi por completo a corregir sus propios errores.
En las primeras pruebas, Helios ha:
- batido récords en benchmarks cuánticos estándar,
- demostrado una fidelidad muy alta en las operaciones cuánticas,
- sido utilizado para simular el comportamiento de un superconductor de alta temperatura y revelar efectos cuánticos casi imposibles de observar directamente en el laboratorio.
A diferencia de muchos dispositivos cuánticos “los más grandes hasta ahora” de años anteriores, Helios no impresiona sólo por el número de cúbits, sino por la calidad y los resultados reales. Por eso muchos investigadores lo consideran de forma informal como el primer sistema que apunta seriamente a la próxima era tolerante a fallos: máquinas cuánticas capaces de ejecutar algoritmos durante horas o días sin que sus errores se descontrolen.
Nuevo software para un nuevo hardware
Helios no llega solo: viene acompañado de toda una capa de software:
- un lenguaje de programación cuántica diseñado para esta y futuras generaciones de hardware,
- un sistema de control clásico que se ejecuta en GPU (Nvidia) y que detecta errores en tiempo real y envía correcciones de vuelta al chip cuántico,
- integración con las bibliotecas existentes para simulaciones de materiales, química y física.
Para los desarrolladores, esto significa que en los próximos años veremos cada vez más algoritmos híbridos: parte del cálculo se ejecuta en CPU/GPU clásicas, y parte en un procesador cuántico, con intercambio constante de datos entre ambos mundos.
Loon de IBM: hoja de ruta hacia máquinas cuánticas prácticas en 2029
Mientras Helios muestra lo que es posible hoy, IBM se centra en otra pregunta: ¿cómo pasamos de un sistema experimental a un ordenador cuántico práctico a gran escala? Una de sus respuestas llega en forma de un nuevo chip llamado Loon.
Loon es un procesador experimental que combina:
- cúbits físicos “clásicos”,
- enlaces cuánticos adicionales entre ellos,
- y una arquitectura especializada orientada a la corrección de errores cuánticos.
Durante años, IBM ha trabajado en un enfoque que adapta al mundo cuántico ideas procedentes de las telecomunicaciones: el mismo tipo de códigos de corrección de errores que mantienen estable la señal de un móvil. Loon es el primer chip que demuestra que este concepto puede implementarse en hardware real.
El plan, a grandes rasgos, es el siguiente:
- Nighthawk – el próximo chip, que debería mostrar ventaja cuántica frente a ordenadores clásicos en tareas específicas ya en 2026,
- desarrollo continuo de arquitecturas derivadas de Loon,
- objetivo final: un ordenador cuántico tolerante a fallos, práctico y de gran tamaño alrededor de 2029.
Un detalle importante es el enfoque abierto: IBM quiere que el máximo número posible de startups, universidades e investigadores prueben sus chips a través de un ecosistema de software compartido. En lugar de perseguir titulares rimbombantes, la idea es encontrar un conjunto realista de problemas en los que un ordenador cuántico aporte ventajas claras: desde optimización financiera y logística hasta modelado en IA.
Europa entra en juego: los procesadores cuánticos Jade y Ruby
La computación cuántica no es sólo una historia de Estados Unidos y unas pocas empresas privadas. La Unión Europea está construyendo activamente su propio ecosistema. El proyecto HPCQS (High-Performance Computing and Quantum Simulator hybrid) puso en marcha dos procesadores cuánticos en noviembre de 2025:
- Jade en Alemania,
- Ruby en Francia.
Lo que los diferencia de muchos otros sistemas es la forma en que están integrados: ambos están conectados directamente a superordenadores ya existentes en esos centros. En lugar de ser máquinas exóticas en un edificio aparte, Jade y Ruby funcionan como aceleradores dentro de entornos HPC que los investigadores ya conocen.
Esto significa que los equipos europeos que trabajan en:
- modelos climáticos,
- simulaciones de materiales y reacciones químicas,
- optimización de redes energéticas,
pueden ejecutar cargas de trabajo híbridas: parte en un superordenador clásico y parte en un procesador cuántico, utilizando las mismas herramientas y flujos de trabajo que manejan hoy.
Para la industria, el mensaje es claro: Europa quiere su propio stack cuántico —desde hardware y software hasta aplicaciones— y no pretende depender por completo de empresas estadounidenses o chinas.
¿Qué cambia realmente con este “salto cuántico”?
1. IA e “inteligencia mejorada por lo cuántico”
Los ordenadores cuánticos no sustituyen a la IA clásica, pero pueden reforzarla de forma importante en ciertas tareas:
- entrenamiento u optimización de modelos que requieren explorar espacios de parámetros gigantescos,
- simulaciones aceleradas de materiales para baterías, fármacos y chips diseñados con ayuda de IA,
- una nueva clase de algoritmos para criptografía y seguridad.
Para el usuario medio, la diferencia no se verá como “tengo un móvil cuántico”, al menos no en muchos años. Se notará de forma indirecta: descubrimiento más rápido de fármacos, materiales más inteligentes y redes energéticas más eficientes.
Igual que con los inicios de Internet: la mayoría de la gente nunca vio los routers y cables submarinos, sólo vio el correo electrónico y las páginas web. Lo cuántico probablemente seguirá un patrón parecido.
2. Criptografía y criptoeconomía
La famosa historia “un ordenador cuántico destruirá Bitcoin en un día” todavía está muy lejos de la realidad: harían falta muchos más cúbits estables de los que Helios o Loon ofrecen hoy. Pero la dirección está clara:
- los algoritmos criptográficos clásicos (RSA, ECC) tendrán que migrar poco a poco a variantes poscuánticas,
- los proyectos de blockchain que piensan a largo plazo ya están explorando esquemas resistentes a ataques cuánticos,
- estados y bancos deberán adaptar sus sistemas críticos a nuevos estándares a lo largo de la próxima década.
Para los desarrolladores del ecosistema cripto, esto es una señal clara: hay que seguir de cerca la criptografía poscuántica tanto como las nuevas redes de capa 2.
3. Industria, ciencia y usuarios de a pie
Los beneficios directos más grandes llegarán primero a:
- la industria farmacéutica (diseño de fármacos y proteínas),
- la química y la ciencia de materiales (superconductores, baterías, materiales más ligeros y resistentes),
- las finanzas y la logística (optimización de grandes carteras, rutas y cadenas de suministro).
Para el usuario corriente, eso se traducirá en:
- dispositivos más baratos y eficientes (baterías, chips, materiales),
- desarrollo más rápido de nuevos tratamientos,
- redes de energía y transporte más inteligentes.
Como en la primera ola de la IA, los cambios más profundos ocurrirán “bajo el capó”: en la infraestructura y las herramientas, no necesariamente en forma de un gadget nuevo en el escritorio.
Conclusión
Llevamos años escuchando que los ordenadores cuánticos están “siempre a diez años de distancia”. Lo que trae 2025 es una sensación distinta: esa distancia por fin se está acortando.
- Helios demuestra que una corrección de errores seria y aplicaciones científicas reales ya son posibles hoy,
- Loon de IBM y la hoja de ruta hacia máquinas tolerantes a fallos en 2029 dan a la industria un horizonte temporal concreto,
- Jade y Ruby ponen a Europa en el mapa con superordenadores híbridos.
En los próximos cinco a diez años es poco probable que tengamos un portátil cuántico en casa, pero es muy realista pensar que:
- los módulos cuánticos se conviertan en parte estándar de los superordenadores,
- la IA, la farmacéutica, la energía y las finanzas dispongan de herramientas completamente nuevas,
- la criptografía poscuántica se convierta en un componente obligatorio de la infraestructura digital.
Para los lectores de InfoHelm Tech, el mensaje es sencillo: si te interesa una carrera en la intersección entre física, matemáticas, programación e IA, la computación cuántica está dejando de ser ciencia ficción para convertirse en un nicho tecnológico muy real. Y desde aquí seguiremos cada paso de ese camino.
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