3I/ATLAS: ¿cometa interestelar o algo completamente distinto?
Por tercera vez en la historia nos visita un objeto que no pertenece a nuestro Sistema Solar.
Después de ‘Oumuamua y 2I/Borisov, llegó 3I/ATLAS: un cuerpo tan extraño que en poco tiempo generó nueva ciencia… y una nueva ronda de teorías conspirativas.
Oficialmente, 3I/ATLAS es una “cometa interestelar” descubierta en julio de 2025 dentro del proyecto hawaiano–chileno ATLAS. Su órbita es claramente hiperbólica, lo que significa que viene del espacio interestelar y no volverá jamás.
Extraoficialmente, las redes arden:
¿es solo una bola de hielo y polvo o una sonda de otra civilización?

Ilustración: representación artística de la cometa interestelar 3I/ATLAS pasando por la zona interna del Sistema Solar.
Cómo se descubrió 3I/ATLAS
3I/ATLAS se detectó por primera vez el 1 de julio de 2025 en imágenes del telescopio Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System (ATLAS) en Chile.
Muy pronto quedó claro que:
- llega desde la dirección de la constelación de Sagitario,
- se mueve a unos 58 km/s respecto al Sol,
- sigue una órbita hiperbólica, es decir, no está ligada gravitacionalmente al Sistema Solar.
Por esa órbita recibió la designación 3I (“tercer objeto interestelar”), y el sufijo ATLAS por el proyecto que lo registró primero.
¿Qué es realmente raro en 3I/ATLAS?
No todo lo extraño es automáticamente “arma alienígena”, pero 3I/ATLAS tiene varias características que lo separan de las cometas “clásicas”.
1. ¿Más antiguo que el propio Sistema Solar?
Los análisis indican que 3I/ATLAS probablemente se formó en otro sistema planetario hace más de 7.000 millones de años, es decir, es más viejo que nuestro Sol.
Eso lo convierte en un fósil cósmico: una cápsula que conserva la huella química de un sistema desaparecido hace mucho tiempo.
2. Química totalmente “torcida”: CO₂ en lugar de agua
Las cometas que conocemos aquí suelen ser hielo de agua + un poco de CO₂ y CO.
En 3I/ATLAS, el James Webb Space Telescope (JWST) vio algo muy distinto.

Imagen: mapas JWST/NIRSpec de luz reflejada por el polvo (izquierda), emisión de CO₂ (centro) y H₂O (derecha) en la coma de 3I/ATLAS. Fuente: NASA / CUA / M. Cordiner et al.
Las medidas espectroscópicas muestran que la coma es extremadamente rica en CO₂:
la relación CO₂ / H₂O ≈ 8 está entre las más altas jamás medidas en una cometa.
Eso sugiere que:
- o bien se formó en una zona de su sistema natal donde el hielo de CO₂ se condensa con facilidad,
- o bien pasó miles de millones de años expuesta a una radiación mucho más intensa que las cometas de nuestro sistema, de modo que el agua “se quemó” más rápido que el CO₂.
Además se detectan CO, OCS, hielo de agua y polvo, pero en proporciones diferentes a las habituales.
3. Coma asimétrica y “cola rara”
Las observaciones con JWST y otros telescopios muestran que:
- la cometa no es simétrica alrededor del núcleo,
- la actividad se refuerza en el lado iluminado por el Sol,
- a veces parece tener una cola que no apunta en la dirección “clásica”.
Para los astrofísicos esto es, ante todo, señal de emisión desigual de gas y polvo desde la superficie: de un lado del núcleo se pierde mucho más material que del otro.
4. Pequeña aceleración “no gravitacional”
Los dinamistas han detectado desviaciones sutiles respecto a la órbita que tendría solo bajo la gravedad.
Esto ya se ha visto en otras cometas: cuando el gas escapa del núcleo, empuja el cuerpo en sentido contrario, como un pequeño motor de cohete.
- Explicación estándar: simple fuerza no gravitacional producida por el gas que sale.
- Lectura especulativa: algunos autores (como Avi Loeb) recuerdan que algo parecido se vio en ‘Oumuamua y se preguntan si un comportamiento así podría ocultar un sistema de propulsión controlado.
Por ahora, las medidas no exigen explicaciones exóticas… pero mantienen viva la imaginación.
5. Cambios de color y brillo
Las observaciones desde la Tierra indican que el color y el brillo de 3I/ATLAS cambian con el tiempo más de lo que vemos en una cometa típica. Probablemente se deba a que distintas capas de hielo (CO₂, CO, H₂O) subliman a diferentes distancias del Sol.
Científicos entre entusiasmo y teorías
Versión oficial: rara, pero sigue siendo cometa
La mayoría de los investigadores ve 3I/ATLAS como una cometa muy exótica, pero natural:
- su química es extrema, pero aún dentro de lo que los modelos permiten para otros discos protoplanetarios,
- las aceleraciones no gravitacionales son pequeñas y esperables para una cometa activa,
- JWST y otros telescopios detectan claramente gas y polvo que alimentan su coma.
Para ellos, 3I/ATLAS es ante todo una fantástica laboratorio natural: una muestra de hielo de otro sistema, más antigua que nuestro Sol.
“¿Y si es hueca… o una sonda?”
Al mismo tiempo existe una minoría de voces que no se conforman con las explicaciones estándar.
El astrofísico Avi Loeb, ya conocido por proponer que ‘Oumuamua podría tener origen artificial, sostiene que:
- la combinación de órbita extraña,
- química poco habitual
- y comportamiento dinámico
deja espacio para una lectura “tecnológica”: por ejemplo, un objeto hueco, una sonda o un fragmento de una estructura más grande.
De momento, sin embargo, no hay pruebas directas de un origen artificial: solo una lista de rarezas que pueden explicarse (por ahora) con procesos naturales. La mayor parte de la comunidad científica se mantiene escéptica y recuerda: las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias.
¿Dónde están las “buenas” imágenes y por qué el Congreso preguntó a la NASA?
Echa más leña al fuego el hecho de que la NASA no publicó de inmediato todas las imágenes de 3I/ATLAS, sobre todo las tomadas cuando el objeto pasó cerca de Marte, donde lo observaban sondas en órbita.
- Una congresista estadounidense (Anna Paulina Luna) pidió oficialmente a la NASA publicar las imágenes y datos a máxima resolución, justamente por el aumento de especulaciones.
- La NASA, por su parte, insiste en que ya ha publicado bastante información (parámetros orbitales, imágenes de Hubble, resultados de JWST), pero que los datos detallados pasan por la calibración y análisis científicos habituales antes de hacerse públicos.
El resultado: sensación de “silencio” desde la perspectiva del público, y más espacio para historias en redes sociales.
¿Y si al final es “solo una cometa”?
Incluso si 3I/ATLAS resulta ser “solo” una cometa natural, sigue siendo algo enorme:
- tenemos la oportunidad de estudiar un bloque de hielo de otro sistema,
- podemos comparar su química con la de las cometas del Sistema Solar,
- eso ayuda a entender cuán parecidos (o distintos) son otros sistemas planetarios al nuestro.
En otras palabras, 3I/ATLAS es una prueba para nuestras teorías sobre la formación de planetas y la química de los discos protoplanetarios.
¿Y si no lo es?
Si algún día se demostrara que uno de estos objetos tiene realmente origen artificial, sería probablemente el acontecimiento científico más importante de la historia humana.
Por ahora, sin embargo:
- no tenemos señales,
- no vemos estructuras claramente “mecánicas”,
- no hay nada que resista la revisión científica como prueba sólida de tecnología.
Por eso es sano mantener dos ideas en la cabeza al mismo tiempo:
- estar abiertos a lo inesperado,
- pero exigir pruebas sólidas antes de saltar de “esto es raro” a “esto es una sonda alienígena”.
Cómo puedes seguir a 3I/ATLAS tú mismo
Si quieres saber por dónde va 3I/ATLAS ahora mismo:
- usa herramientas interactivas como NASA Eyes on the Solar System o webs tipo TheSkyLive,
- los foros de astronomía locales ya comparten efemérides y mapas de observación, sobre todo cuando el objeto está por encima del horizonte.
Para los aficionados con telescopios grandes es un objetivo difícil, pero fascinante.
Conclusión: la pregunta no es solo qué es 3I/ATLAS, sino qué hacemos con ello
3I/ATLAS nos obliga a combinar:
- ciencia (medidas precisas, modelos),
- imaginación (¿y si no estamos solos?),
- pensamiento crítico (hasta dónde podemos llegar sin pruebas).
Puede que sea “solo” un bloque muy viejo y raro de hielo de otro sistema.
Puede que lleve la huella de condiciones en un entorno estelar extinguido hace eones.
En cualquier caso, la mejor respuesta es: lee los artículos, mira los datos y construye teorías después – no al revés.






