2025: el año de la tokenización de activos del mundo real: bonos, inmuebles y treasuries on-chain

El mundo cripto está acostumbrado a los ciclos: DeFi, NFT, memecoins, L2… Pero 2024/2025 trae una tendencia menos llamativa y, potencialmente, mucho más profunda: la tokenización de activos del mundo real (RWA, por sus siglas en inglés). En lugar de imágenes de perfil y monos pixelados, empiezan a llegar a la blockchain bonos soberanos, inmuebles, fondos del mercado monetario y cuentas por cobrar.

A finales de 2025, el valor de mercado de los activos del mundo real tokenizados se estima en unos 30 mil millones de dólares, tras varios años de crecimiento desde una base muy baja. La mayor parte corresponde a bonos gubernamentales tokenizados y fondos de letras del Tesoro, pero cada vez más proyectos apuntan también a bienes raíces, préstamos comerciales y otros instrumentos tradicionales.

La pregunta ya no es si existirán los RWA, sino quién controlará esa infraestructura, bajo qué reglas y qué significa eso para el inversor minorista.

Activos del mundo real tokenizados en una red blockchain

Qué son los RWA y por qué importan

En términos simples, un token de activo del mundo real (RWA) es un token digital en una blockchain respaldado por un activo fuera de la cadena:

  • bonos gubernamentales y letras del Tesoro,
  • fondos del mercado monetario,
  • bienes raíces y proyectos de desarrollo,
  • préstamos comerciales y cuentas por cobrar,
  • incluso obras de arte u objetos de colección.

La idea central es fragmentar activos tradicionales en unidades digitales más pequeñas y líquidas que puedan:

  • moverse 24/7,
  • usarse como colateral en protocolos DeFi,
  • negociarse a nivel global con menos intermediarios,
  • integrarse en contratos inteligentes (por ejemplo, cupones o rentas pagadas mediante código).

Para un inversor minorista, esto en teoría significa:

  • tickets más bajos – en lugar de 100.000 € en un fondo, comprar un pequeño lote de tokens;
  • acceso más sencillo a instrumentos normalmente reservados a grandes instituciones y banca privada;
  • comisiones potencialmente más bajas gracias a una cadena de intermediarios más corta.

Por supuesto, esa es la versión de marketing. En la práctica, la tokenización también introduce nuevas capas de riesgo, de las que hablaremos más adelante.

Franklin Templeton y Benji: cuando un fondo monetario se convierte en token

Uno de los pioneros en RWA es Franklin Templeton, un gestor de activos tradicional que lanzó en 2021 el Franklin OnChain U.S. Government Money Fund, un fondo del mercado monetario cuyo registro de propiedad vive en blockchain.

  • Cada participación del fondo se representa con un token BENJI
    1 BENJI = 1 participación del fondo.
  • El fondo invierte en valores del gobierno estadounidense a corto plazo, efectivo y repos.
  • Los inversores obtienen el mundo familiar de los fondos monetarios combinado con una experiencia de usuario cripto – wallets digitales, transferencias on-chain, integración con infraestructura DeFi/cex.

A finales de 2025:

  • Benji se ha expandido a varias redes, incluyendo cadenas más institucionales como Canton Network, facilitando la integración con bancos y cámaras de compensación.
  • Franklin Templeton ha lanzado versiones tokenizadas del fondo en Estados Unidos, Luxemburgo, Singapur y Hong Kong, lo que indica que no se trata de un experimento, sino de una apuesta estratégica.

En esencia, un fondo monetario que antes vivía solo en sistemas de custodia tradicionales ahora tiene un “gemelo digital” en blockchain. Eso abre el camino para aplicar el mismo modelo a:

  • fondos de pensiones,
  • ETF,
  • carteras de préstamos,
  • incluso vehículos de private equity.

China, bienes raíces y RWA: de Seazen al frenazo regulatorio

Los RWA no son un juego exclusivo de Estados Unidos. Uno de los casos más llamativos viene del sector inmobiliario chino, que lleva años lidiando con un enorme nivel de deuda y crecimiento débil.

El desarrollador Seazen Group anunció la creación de un instituto en Hong Kong centrado en la tokenización de activos del mundo real, con énfasis en:

  • tokenizar ingresos procedentes de sus centros comerciales y proyectos inmobiliarios,
  • emitir tokens digitales vinculados a propiedades Wuyue Plaza,
  • explorar cómo los tokens pueden aportar liquidez a un sector fuertemente endeudado.

Meses después, llega el frenazo: el regulador de valores chino (CSRC) insta de manera informal a los brokers a pausar los negocios de RWA en Hong Kong hasta que los riesgos y estándares estén mejor definidos. El mensaje es claro:

  • Pekín quiere un control estricto sobre cómo y dónde se tokenizan los activos chinos,
  • Hong Kong quiere posicionarse como hub de RWA y de activos virtuales,
  • la diferencia de apetito de riesgo y velocidad ya se deja ver.

Para los inversores, es un recordatorio de que los RWA no son solo una historia tecnológica, sino también una partida de ajedrez geopolítica y regulatoria: quién puede tokenizar qué, en qué red y bajo qué supervisión.

Qué tamaño tiene realmente el mercado RWA

Las estimaciones de tamaño varían según la metodología:

  • los cálculos más conservadores sitúan los RWA sin incluir stablecoins en torno a 20–30 mil millones de dólares en 2025;
  • definiciones más amplias (incluyendo parte del universo de stablecoins) elevan la cifra, pero las stablecoins siguen representando más del 90% de los activos tokenizados;
  • consultoras y firmas de investigación importantes proyectan cientos de miles de millones hasta varios billones de dólares en activos tokenizados para 2030.

En otras palabras: los RWA siguen siendo una fracción pequeña de los mercados de capitales globales, pero su curva de crecimiento es distinta a la del cripto clásico:

  • no se trata de un memecoin que multiplica por 100 y se desploma en dos semanas;
  • se trata de que partes de los bonos, fondos e inmuebles obtienen una segunda vida sobre la infraestructura blockchain.

Qué significa esto para el inversor minorista

Si eres un inversor pequeño o mediano, los RWA pueden traer tres cambios importantes:

1. Acceso a instrumentos antes “cerrados”

La tokenización permite:

  • comprar fracciones de un fondo o cartera de bonos con un ticket mucho menor;
  • entrar en estructuras que antes estaban vetadas (fondos de PE/VC, deals de real estate comercial);
  • usar esos mismos tokens como colateral en aplicaciones DeFi (con todos los riesgos que implica).

2. Mayor flexibilidad de liquidez

En lugar de esperar:

  • liquidaciones T+2 o T+3,
  • el horario de apertura de la bolsa o del broker,

un token RWA puede, en teoría, permitir transferencias y negociación 24/7, independientemente de la geografía. En la práctica, siguen existiendo restricciones (regulación, KYC, listas blancas de direcciones), pero la dirección es clara.

3. Una nueva capa de riesgo: ¿qué es lo que realmente posees?

El principal problema no es tecnológico, sino legal y estructural:

  • ¿el token representa propiedad directa del activo (por ejemplo, una participación en un fondo o una porción de un edificio),
  • o solo tienes un derecho de crédito frente a una entidad que promete mantener ese activo y honrar el token?

El regulador global de valores IOSCO ha advertido de forma explícita que los inversores pueden no entender qué poseen exactamente: si es un derecho real sobre el activo o una simple envoltura digital encima de él. A eso se suman:

  • riesgos de terceros (emisores, custodios, plataformas),
  • riesgos técnicos (bugs en contratos inteligentes, hackeos),
  • riesgos regulatorios (cambios de reglas, prohibiciones, “pausas” como las vistas en Hong Kong).

RWA y DeFi: puente o caballo de Troya

Para los protocolos DeFi, los RWA son a la vez una oportunidad y un posible caballo de Troya:

  • oportunidad, porque permiten importar “rendimiento real” de las finanzas tradicionales (cupones, intereses, renta) a productos on-chain;
  • amenaza, porque introducen estructuras legales complejas, entidades centralizadas y riesgo regulatorio en un ecosistema que nació precisamente como respuesta al exceso de centralización.

Ya existen protocolos que ofrecen:

  • préstamos con colateral en bonos tokenizados,
  • bóvedas que combinan stablecoins y tokens RWA,
  • productos que prometen “real yield” basado en treasuries gubernamentales.

Para el usuario, esto puede resultar muy atractivo: por fin rendimientos respaldados por algo más tangible que la pura especulación. Pero al mismo tiempo significa que DeFi está importando todas las grietas y debilidades de las finanzas tradicionales: desde emisores mal regulados hasta estructuras de propiedad opacas.

Conclusión: ¿hype o nueva infraestructura financiera?

¿Son los RWA solo otra palabra de moda o el cimiento de una nueva capa de infraestructura financiera?

La foto actual se ve así:

  • el mercado sigue siendo relativamente pequeño, pero crece rápido – de unos pocos miles de millones a decenas de miles de millones en pocos años;
  • grandes actores como Franklin Templeton muestran que no es solo una moda cripto, sino un movimiento estratégico de las finanzas tradicionales;
  • reguladores como IOSCO reconocen el potencial, pero subrayan en voz alta los riesgos legales, operativos y de mercado;
  • distintas jurisdicciones (EE. UU., UE, Hong Kong, China continental) ya juegan un ping-pong regulatorio para ver quién será el principal hub de RWA.

Para los inversores, una conclusión razonable podría ser:

  • los RWA no son un terreno para ir “all-in”, sino un campo para experimentar con cautela y buena investigación;
  • el potencial es grande, pero mientras no entiendas qué representa realmente el token, no sabes qué estás arriesgando;
  • si 2020 será recordado por DeFi y 2021 por los NFT, es probable que 2024/2025 se recuerden como el punto de partida de la tokenización seria de activos del mundo real.

Que los RWA se conviertan en estándar hacia 2030 o se queden como un “proyecto piloto” para entusiastas dependerá menos de la tecnología y mucho más de la regulación, la confianza y de cuán dispuestos estemos a conectar de verdad las finanzas tradicionales con redes blockchain abiertas.